En estos tiempos de pandemia la “resaca emocional” de todo lo vivido, las constantes malas noticias y la falta de contacto personal, hacen que nos sintamos alejados de todo lo que nos aporta “alegría de vivir”.
En lo que a las relaciones sociales se refiere, nos hemos visto privados de la compañía y el aliento de nuestra gente en la mayoría de los ámbitos.
Negar la existencia de personas tóxicas sería negar lo evidente.
Personas con un importante grado de inmadurez que no gestionan sus emociones, que nos llenan de negatividad, de “basura mental” y que incluso puede parecer que disfrutan con el mal ajeno.
Estas personas, indudablemente, complican nuestro día a día, pero debemos tener claro que somos nosotros quienes dejamos abierta la puerta a su influencia. Definitivamente, nos afectan de manera proporcional a la importancia que les damos. ¡Hasta aquí la mía!
Prefiero hablar de otro tipo de personas que también existen. ¡Y tanto que existen!
Hay quien se refiere a ellas como personas vitamina o personas medicina. Yo prefiero hablar de personas talismán. ¡Esas sí que son importantes!
Personas que apoyan, que animan, que acompañan. Personas que aportan.
Personas que, con una mirada, una llamada, un whatsapp, un buenos días o un ¿cómo estás? … hacen que el día pinte de otra manera.
Personas que te guían, que te motivan, que te enseñan. Personas que te recuerdan que TÚ PUEDES, que TE LO MERECES y QUE ESTO TAMBIÉN PASARÁ.
Somos privilegiados los que estamos rodeados de personas talismán.
¿Y tú? ¿Tienes personas talismán? Bonita reflexión y motivo de agradecimiento.
Y a vosotros, a mis personas talismán… ¡GRACIAS!