En mi primer artículo de opinión quiero centrar mi atención en la relación de apego y lo que significa para todos nosotros a lo largo de nuestra vida.
La relación de apego es el vínculo afectivo que se establece inicialmente entre la madre y el hijo o hija, aunque desde la psicopedagogía entendemos que ese vínculo se va ampliando al conjunto de miembros de la familia.
La mayoría de los padres, a veces, se preocupan en exceso en satisfacer necesidades de todo tipo a sus hijos, cayendo en ocasiones en valorar en exceso la educación en el ámbito escolar o en ambientes extraescolares, así como la dotación de aparatos tecnológicos , sin olvidar la forma rápida de satisfacer también deseos o caprichos que les piden. De esta manera los padres compensan en muchas ocasiones su propia ansiedad y no pocas veces su sentimiento de culpa por no dedicar tiempo a sus hijos.
Mi misión en este artículo pretende ser la de orientar a los padres, haciendo que dirijan la atención en lo verdaderamente importante en la educación familiar. Lo verdaderamente decisivo en la educación de todo individuo es lo aprendido en el seno de la familia. Me refiero al conjunto de valores que los padres trasmiten a sus hijos y que el resto de su vida utilizarán como objetivos a alcanzar. Por tanto dirigirán sus vidas hacia ellos y en caso de conflicto le ayudarán a elegir y a tomar de decisiones. Porque no podemos olvidar que es la escala de valores, que cada uno tiene, la que dirigirá nuestra conducta.
Sin embargo sigo defendiendo que ese vínculo afectivo con la familia hará fuerte y seguro a nuestro hijo o hija, afianzara su autoestima, le ayudará a sentirse feliz. No podemos olvidar que la psicología está orientada en definitiva a ayudar a los individuos a ser felices, independientemente de nuestras individualidades, características y potencialidades.
De nada sirve acumular objetivos materiales o intelectuales de adultos, si no nos sentimos queridos y tenemos detrás a la familia como un apoyo permanente, que presta ayuda y aliento en los momentos de dificultad. Quien tiene una familia, tiene un tesoro.
Ahora bien, el ambiente en el seno de la familia deberá ser equilibrado, respetuoso, democrático y ,sin lugar a dudas, el afecto y el cariño serán los grandes protagonistas; sin olvidar que en este ambiente familiar los límites y normas estarán presentes desde el principio.
Si el ambiente familiar es equilibrado y los lazos afectivos entre los miembros de la familia son sólidos, ningún otro ambiente podrá sustituir a la familia y sus valores prevalecerán a cualesquiera otros que estén actuando e influyendo sobre los hijos.
100% de acuerdo, los valores aprendidos en el seno familiar formarán a la persona para el futuro.
Gracias Laura. Me alegra que estés de acuerdo.